lunes, 24 de octubre de 2016



Me viene, hay días, una garra ubérrima, política,
de querer, de besar al cariño en sus dos rostros,
y me viene de lejos un querer
demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza,
al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito,
a la que llora por el que lloraba,
al rey del vino, al esclavo del agua,
al que ocultóse en su ira,
al que suda, al que pasa, al que sacude su persona
                                                                    en mi alma.

Y quiero, por lo tanto, acomodarle
al que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado;
su luz, al grande; su grandeza, al chico.
Quiero planchar directamente
un pañuelo al que no puede llorar
y, cuando estoy triste o me duele la dicha,
remendar a los niños y a los genios.
Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo
y me urge estar sentado a la diestra del zurdo, y
                                                                   responder al mudo,
tratando de serle útil
en todo lo que puedo y también quiero muchísimo
lavarle al cojo el pie,
y ayudarle a dormir al tuerto próximo.
¡Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial,
interhumano y parroquial, provecto!
Me viene a pelo,
desde el cimiento, desde la ingle pública,
y, viniendo de lejos, da ganas de besarle
la bufanda al cantor,
y al que sufre, besarle en su sartén,
al sordo, en su rumor craneano, impávido;
al que me da lo que olvidé en mi seno,
en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros.
Quiero, para terminar,
cuando estoy al borde célebre de la violencia
o lleno de pecho el corazón, querría
ayudar a reír al que sonríe,
ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca,
cuidar a los enfermos enfadándolos,
comprarle al vendedor,
ayudarle a matar al matador -cosa terrible-
y quisiera yo ser bueno conmigo en todo.

César Vallejo
(1982 - 1938)

martes, 8 de marzo de 2016

La Ciudad - Constantino Cavafis


LA CIUDAD

Dijiste: "Iré a otra tierra, iré a otros mares.
Encontraré otra ciudad mejor que ésta.
Todos mis esfuerzos los condena la suerte
y está mi corazón como un cadáver sepultado.
¿Hasta cuándo seguiré en esta tierra baldía?
Donde vuelvo mis ojos, dondequiera que miro
veo las negras ruinas de mi vida, aquí
donde gasté tantos años destruyendo y perdiendo".

No encontrarás otra tierra, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Errarás por idénticas calles.
Envejecerás en el mismo vecindario
y encanecerás entre estas mismas casas.
Siempre llegarás a esta ciudad. No esperes otra.
No hay nave para ti y tampoco hay camino.
Así como destruiste tu vida en este pequeño recodo,
también así la has arruinado en el universo entero.

Constantino Cavafis
(Versión de Eduardo López Jaramillo)